
Amaury Vázquez Villalón, Colección de reflexiones.
Declaré delante de todos lo importante que era él para mí y lo dejé solo un momento (es él quien nunca me deja sola).
A mi regreso, casi inmediato, allí estaba tenso en la posición que adopta cuando algo lo presiona o le hace revelar lo que más teme que sea revelado: su timidez.
Estaban nuestros amigos rodeándolo y mientras aumentaba su embarazo más perfecto era el círculo a su alrededor. Noté, entonces, que me necesitaba. Lo abracé y pregunté qué sucedía.
Intentó que no me explicaran; alguien, sin embargo, me dijo que desde que me ausenté esperaban, ante la pública curiosidad, que confesara que me ama (al menos como yo a él).
Sentí su mano apretar mi cintura. Sonreí confiada, feliz.

Amaury Vázquez Villalón, Colección de reflexiones.
Se alzan a cada lado de mis escritos dos muros:
En uno (ese de concreto, construido con el perdón que no me concedes) a escondidas me lees sin darme jamás pruebas que siempre lo haces.
El otro (forjado con mi timidez y orgullo inútil) refugiado me hallo con la alentadora pasión que me ofrece saber que para ti escribo.