Amaury Vázquez Villalón

Amaury Vázquez Villalón, Colección de reflexiones

JORGITO siempre ha sido un niño curioso y activo. Hijo de chapistero, veía en los trabajos de los autos que reparaba su padre figuras y obras con las que creaba en su mente sus propias historias, y esto le sirvió para alimentar su vocación y talento de joven creador, y por tanto orgullo de su padre.

Cuando cumplió 23 años se sintió listo para presentar su propio proyecto; que no solo le ofreciera la oportunidad de ganar dinero, sino que además le permitiera, imaginó, hacer algo por su padre, por su gente.

Y así fue que un día se presentó en la sede de recepción de proyectos, tuvo tanta suerte que lo atendió personalmente MERCEDES (directora de la institución). Ella revisó varias veces la documentación y hasta lo felicitó por lo novedoso y útil de todo lo escrito; le dio varios consejos técnicos para que perfeccionara la escritura y le manifestó que con esos detalles señalados podía ser recibido y aprobado.

Con los papeles bajo el brazo buscó quien le redactara su proyecto, encontró finalmente a alguien que se dedicaba, precisamente, a escribirlos, y luego de 3 semanas se presentó esperanzado en las oficinas de aprobación. Esta vez no estaba la directora, pero dejó dicho que le entregaran a ella los documentos: “MERCEDES conoce mi caso”- dijo para demostrar que la conocía y de paso impresionar un poco. Salió satisfecho y se fue a celebrar antes de tiempo.

Pasaron meses y agobiado de no recibir respuestas decidió una vez por semana ir a ver por dónde iba el comprensible proceso burocrático de su sueño. Varias veces fue por meses y cuando pasaron los dos años aún recibía la misma respuesta de la recepcionista: -“debe esperar”-, y al preguntar por MERCEDES la , robótica, respuesta era: -“ está ocupada en una reunión, no puede atenderlo”-.

Abrumado dejó de ir, se refugió en el silencio, en el disgusto y la indiferencia.

Caminaba siempre las calles de noche y durante el día pasaba el tiempo sentado en la puerta de su casa con la mirada al vacío o con su Tablet.

Empezó a hacer uso exagerado de internet con mensajes fuertemente agresivos a las instituciones, apoyando posturas extremas, consignas violentas contra todo lo que hiciera referencia a funcionarios. Sus obras hablaban de su estado de ánimo y de sus protestas.

Tan activa fue su participación en las redes que su comunidad decidió hacer, de manera organizada, un fuerte acto de repudio a su conducta junto a los jóvenes y adultos del barrio (más las instituciones convocadas al evento).

Cuando empezaron los gritos en su contra alzó la vista y pudo notar que quien guiaba la manifestación era MERCEDES, obvió las frases y ofensas a su persona y a su pensamiento llegó la idea de acercarse a la directora para preguntarle por sus papeles; su padre le puso la mano en el hombro.

Decidió quedarse sentado, desorientado, tranquilo, con las manos sobre la cabeza aturdida.